DUQUESA

PURO GAS. Luego de siete años sin ruidos, los hermanos Robinson (Chris y Rich, quien otros) vuelve a ponerle alas a The Black Crowes. Y cuando muchos regaban el césped de la tumba y esperaban por el ‘grandes éxitos’, los tipos pegan el batacazo y aparecen con Warpaint. Y que regreso, papá. Lo que se dice un disco del reverendo carajo. El cambió más jugado se dio en lo musical. La banda ajustó ese tinte sureño en pos de un estilo más british. Los once temas desbordan de guitarras de un rock arisco, que tiene litros de blues pero también esa psicodelia de pastito para armar.
El disco te mete en vereda con Goodbye Daughters of the Revolution, que es el primer tema y también el corte de difusión. En algunos pasajes alcanza la suciedad de aquellos Rolling Stones ruteros (Wee Who See The Deep), en otros se pone formal y le guiñan el párpado a Johnny Cash (God's Got It). Para el cierre, la cosa toca un poco tierra (There's Gold In Them Hills y Whoa Mule) pero no desmerece todo lo anterior.
Como dato de gacetilla, el disco fue producido y mezclado por Paul Stacey en los Allaire Studios en Woodstock, New York. Tiene además dos nuevos miembros. El guitarrista Luther Dickinson (pasa a ocupar el lugar de Marc Ford) y Adam MacDougall se acomoda en el teclado.

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BUENOS MUCHACHOS. Con ese timbre tan característico de Manchester y esas baladas que suenan a blancura anoréxica, Elbow se pone depre y anuncia que The Seldom Seen Kid, su cuarta placa, será lo último que editen en CD. Pero a no quebrarse, porque en adelante, la banda de Guy Garvey se pasará al formato MP3. Su idea es sacar un par de EPs por año o algunos temas sueltos (las extremidades de la industria empiezas a resquebrajarse). En cuanto a lo conceptual, el disco atraviesa por grandes momentos sinfónicos. Desde Mirrorball, cruzando por Grounds for Divorce hasta llegar a An Audience with the Pope, acaso el tema más logrado, va dejando a su paso un aire refinado y gusto exquisito, que por cierto, no desentona con los mandatos de la Biblia britpop. Para el track The Fix, el ex miembro de The Pulp, Richard Hawley, hace un dueto con el morrudo de Garvey. El disco cierra con Friend of Ours, una garúa finita que se te mete por la piel.

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VUELVEN LOS MUERTOS VIVOS

Kevin Bacon junto a Julie Delpy Antecedentes. La primer conclusión que uno saca cuando bajan los títulos de The Air I Breathe es que Jieho Lee, su director, es un principiante de manual. Esta suposición se confirma al descubrir que a sus treinta y cinco años, la única experiencia que atesora en la industria cinematográfica es un cortometraje de 32 minutos llamado A Nursery Tale (1999).
Este proyecto de camarógrafo con rasgos orientales, fue el pretexto que encontró un estudio con aspiraciones para resucitar a seis figuras de renombre, cuyas carreras empezaban a mostrar signos de agotamiento.
La segunda consecuencia que se desprende del filme es que, como once cracks no sacan a un equipo campeón, una constelación de estrellas no salva una película mediocre. Uno se imagina la siguiente escena: un señor de corbata y anillos de diamante lleva a su despacho al joven Lee, y luego de darle unas palmadas en su espalda le dice, ‘esta es la oportunidad de tu vida, muchacho’. Lo que el bisoño director nunca supo es que la idea no era levantar a los muertos de sus tumbas, sino enterrarlos unos metros más bajo el duro pavimento de Hollywood.

De qué va. Son cuatro historias que tiene como eje un proverbio chino que habla sobre: la felicidad, el dolor, el temor y el amor. Un corredor de bolsa (Forest Whitaker) apuesta todo a un caballo de carreras; un matón depresivo (Brendan Fraser) que puede anticipar el futuro; una cantante (Sarah Michelle Gellar) es manejada por un mafioso (Andy García), y un médico (Kevin Bacon) debe salvar al amor de su vida (Julie Delpy).

Al hueso. Uno de los peores defectos que puede tener una película es una trama forzada, a la que se le ven los hilos de la costura. Si a esto se le suman malas actuaciones y situaciones carentes de lógica, el panorama se complica. Este y otros males son los que hacen de The Air I Breathe, una producción aBrenadan Fraser frente al espejo y lo mira Sarah Michelle Gellarbominable. La clave para que todas las figuras pudieran despachar esa batería de gestos que los hicieron inmortales, era conseguir un director sin carácter, fácil de gobernar. Si la cosa no funcionaba, ya tenían un culpable y si era un éxito, el mérito era de las celebrities.
Mientras los personajes pasan de la euforia a la depresión (y viceversa) sin explicación y en el lapso de unos segundos, la sensual Sarah Michelle Gellar (Buffy, la cazavampiros) le habla a sus colegas como si tuviera enfrente una bestia con astas. El bueno de Brendan Fraser, ¿en homenaje a Rocky Balboa? Habla de costado y nunca mira a cámara. Y al pobre de Andy García nadie le avisó que la cuarta parte de El padrino todavía no arrancó.

En definitiva. Para comprobar la desesperación de un puñado de artistas que quieren volver a las revistas a cualquier costo. Incluso, con un pésimo guión de por medio y un director recibido en Harvard, pero en la parte de negocios.
Score: 2/10

TITULO: El aire que respiro
ORIGINAL: The Air I Breathe
ESTRENO: sin fecha (en Argentina)
ORIGEN: Estados Unidos
AÑO: 2007
DURACION: 97 minutos
DIRECTOR: Jieho Lee
REPARTO: Kevin Bacon, Julie Delpy, Brendan Fraser, Andy Garcia, Sarah Michelle Gellar, Emile Hirsch, Forest Whitaker
GUION: Jieho Lee, Bob DeRosa
MUSICA: Marcelo Zarvos
FOTOGRAFIA: Walt Lloyd
WEB OFICIAL: www.theairibreathemovie.com


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MI OJO IZQUIERDO

Jean-Dominique Bauby junto a al enfermera Julian Schnabel es un excéntrico personaje que combina a la perfección su faceta de pintor con la de director de cine. Acaso en Le Scaphandre et le papillon (La escafandra y la mariposa) haya alcanzado su pieza mejor torneada. Sus incursiones tras la cámara fueron escasas, espaciadas pero muy prolijas desde lo estético y lo argumental.

Sin dudas, su fuerte son las biografías. En el 2002 se metió en la vida del poeta cubano Reinaldo Arenas (Antes que anochezca). Cuatro años antes debutó con Basquiat, en donde abordó la vida del artista del graffiti Jean-Michel Basquiat. Como proyecto paralelo, enfocó el documental Lou Reed's Berlin (2007) sobre una serie de conciertos que el músico neoyorquino realizó durante el 2006 en el St. Ann's Warehouse de Brooklyn. Otro de los campos donde consigue manifestarse con éxito es en el arte de tapas. Así, entre los trabajos más conocidos se cuentan la cubierta e interiores del disco By The Way (2002) de Red Hot Chili Peppers y la del filme The Million Dollar Hotel (2000).

De qué va. Jean-Dominique Bauby está en la etapa más fructífera de su carrera profesional y en lo personal, la suerte parece acompañarlo. Es el editor en jefe de la revista Elle, dejó a su mujer y tres hijos por una amante más joven y las traumáticas relaciones con su padre se encaminan. Pero a los 43 años, sufre un ataque y 20 días más tarde le diagnostican el locked-in syndrome (síndrome del encierro) por lo que queda totalmente paralizado. Está postrado en la cama y necesita asistencia para comer y la única comunicación con el exterior es mediante el parpadeo de su ojo izquierdo.

Al hueso. Las comparaciones con My Left Foot (1989), en donde Daniel Day Lewis encarna a un hemipléjico que sólo puede mover su pie zurdo, son casi inevitables. Aunque las dos concentraban su artillería en la superación de las miserias físicas, la primera eligió una estética espartana y la otra apuesta a un desarrollo visual más luminoso y original. Así, la historia se desenvuelve a través de los ojos (bueno, del que le queda) del protagonista. La cámara se instala en forma pasiva en la mirada de Jean-Dominique y nos va mostrando sus penurias desde una óptica completamente subjetiva.


La idea que intenta comunicar el realizador es que si bien el hombre está encerraescena de Le Scaphandre et le papillondo en su propio cuerpo --asociado a la figura retórica de la escafandra de buzo-- puede escapar del encierro a través de la imaginación y los recuerdos, ligado al significante de las mariposas. Otro de los grandes méritos del director es no caer en la sensiblería del pañuelo fácil y en su lugar, va abriendo poros de esperanza de los que se sirve el personaje. Todo retratado con mucho cuidado y en un tono ameno, que escapa de la mediocridad de las grandes producciones o las extravagancias del cine arty.

En definitiva. Una historia sensible, rodada con mucha delicadeza y respeto. Que transcurre con mucha fluidez y a pesar de la uniformidad temática, siempre surge un conflicto que renueva el interés por la trama.

Score: 7/10

TITULO: La escafandra y la mariposa
ORIGINAL: Le Scaphandre et le papillon
ESTRENO: en Abril (sin fecha confirmada en Argentina)
ORIGEN: Francia
AÑO: 2007
DURACION: 112 minutos
DIRECTOR: Julian Schnabel
REPARTO: Mathieu Amalric (Jean-Dominique Bauby), Emmanuelle Seigner (Céline Desmoulin), Marie-Josée Croze (Henriette Durand), Anne Consigny (Claude), Patrick Chesnais (doctor Lepage), Niels Arestrup (Roussin), Olatz Lopez Garmendia (Marie Lopez), Jean-Pierre Cassel (Lucien), Marina Hands (Joséphine), Max Von Sydow (Papinou), Isaach de Bankolé (Laurent), Emma de Caunes (Eugenia).
GUION: Ronald Harwood; basado en el libro "La escafandra y la mariposa" de Jean-Dominique Bauby.
MUSICA: Paul Cantelon
FOTOGRAFIA: Janusz Kaminski
WEB OFICIAL:
www.laescafandraylamariposa.es

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POLICIAS EN ACCION

la represión policial en Tropa de elite Después de ganar el Oso de Oro en la edición 2008 de la Berlinale, Tropa de elite es un filme al que inevitablemente, se lo juzga con una atención especial. Todo un éxito en el país vecino, la película financiada por el empresario argentino Eduardo Costantini, ya fue vista por más de 11 millones de brasileros en copias piratas y se calcula que la cifra total tocará los 22 millones, sumando los cines.

Como todo suceso comercial, el filme despertó una polémica social que parecía dormida. En una región donde la inseguridad es el principal problema que enfrenta el gobierno de Lula, están quienes apoyan la matanza indiscriminada de los narcotraficantes y aquellos que condenan esta demostración de salvajismo y acusan a su director, el documentalista José Padilla, de fascista. En esta discusión, no hay espacios intermedios ni lugar para los indifererentes: o se apoya la mano duro o se la censura.

De qué va. El argumento se desarrolla en 1997, en los meses previos a la visita del Papa a Río de Janeiro. El pontífice no tiene mejor capricho que pasar la noche en una diócesis cerca de una favela. Para velar el sueño del Santo Padre, se recurre al Batallón de Operaciones Policiales Especiales (BOPE). En medio del operativo, el jefe de este escuadrón militar, el capitán Nascimento, agotado de tanta violencia decide buscar un reemplazante para su puesto.

Al hueso. Si hay algo que nadie puede reprocharle a José Padilha es su capacidad para armar una historia de violencia con unos pocos elementos en común. El directo había logrado un crudo retrato de la pobreza carioca con Onibus 174 (2002) y ahora intentó llevar la experiencia un paso más adelante.


Lo cierto es que a lo largo de los casi 120 minutos, uno espera encontrar algo que otras películas similares (Cidade de Deus – 2002 o Cidade dos Homens - 2007) no hayan contado. Pero pronto se descubre que la historia no tilas pandillas se organizanene nada novedoso para agregar y se dedica a repetir un conflicto que ya fue mostrado con un mejor criterio estético.
Lo único que deja en claro es que, a menos que se le busque una vuelta de tuerca, la vida de los habitantes de la favela es un tema atrayente pero que se agota al segundo disparo. El cambio más significativo es el punto de vista. Antes los protagonistas eran los pandilleros y ahora el peso recae sobre la policía. Pero esto no es suficiente.
Para darle mayor verosimilitud al relato, se eligió una textura de documental que por momentos llega a confundir al espectador. Porque en ningún momento se optó por el tono confesional o los testimonios de los protagonistas. Todo está reseñado con un ritmo hollywodense, sostenido por una violencia que a esta altura, solo sorprende a quienes habitan reinos de ensueño.

En definitiva. Entretenida y llevadera. Sin sorpresas ni grandes tensiones en el relato. Con una brutalidad que se esmera por parecer real pero termina siendo una burla de su propio gesto. Ideal para ver con amigos, una picada de por medio y una discusión como fondo.
Score: 5/10

TITULO: Tropa de élite
ORIGINAL: Elite da Tropa
ESTRENO: 3 de abril (en Argentina)
ORIGEN: Brasil
AÑO: 2007
DURACION: 113 minutos
DIRECTOR: José Padilha
REPARTO: Wagner Moura, Caio Junqueira, André Ramiro, Fernanda Machado, Fernanda de Freitas, Maria Ribeiro, Fábio Lago
GUIÓN: José Padilha / Bráulio Mantovani
MÚSICA: Pedro Bromfman
FOTOGRAFÍA: Lula Carvalho


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MUJERES DE NADIE

Lejos del prototipo sumiso del ama de casa nacional (proyectado por el dino-Bernardo) la versión Norteamérica de nuestra Doña Rosa, llamada Rosie The Riveter (Rosie La remachadora) es todo un símbolo de energía, decisión y lucha femenina.
Inspirada en la heroica Rose Will Monroe, quien durante la segunda guerra mundial trabajó como operaria en la Willow Run Aircraft Factory. Esta mujer sirvió de ejemplo para que durante la Segunda Guerra Mundial, seis millones de compatriotas se presentaran como voluntarias en las fábricas de EEUU. Este ejército hormonal pasó a la historia como “Las rositas” gracias a la canción Rosie the Riveter, compuesta en 1943 por Redd Evans y John Jacob Loeb.

Muchas de las señoras que respondieron a este llamado patriótico eran abuelas que abandonaron su jardincito soleado y el cuidado de sus nietos para convertirse en soldados de la producción (production soldiers). Entre los testimonios de aquella época, se destaca el de Lucille Jenkins Nutt, quien recuerda, “vine a los astilleros de Portland (Oregón) en 1941, justo al principio de la guerra, y nunca falté un día al trabajo”.

El cine como siempre, supo sacar partido de estas damas que no dudaron en calzar un mameluco y ensuciarse las manos en las tareas más pesadas. Desde la poco lograda Rosie the Riveter (1944) hasta el documental The Life and Times of Rosie the Riveter (1980), siempre que hay una guerra, aparece la figura de Rosie.

La imagen icónica de Rosie es el de una mujer que remanga su camisa y en una burbuja se lee We Can Do It! (Podemos hacerlo). Aunque su intención nunca fue acreditar el poderío matriarcal, el primero en usar este póster fue Norman Rockwell, para la tapa de la revista Saturday Evening Post. Otros de los slogans de reclutamiento fueron “Do the job he lefts behind” (Haz el trabajo que él ha dejado) y “Free a man to fight” (“Libera a un hombre para que pueda luchar”).

La discusión por el espacio laboral nunca fue fácil para la mujer y la lucha es cotidiana. Resulta curioso que uno de los grandes defensores universales de la democracia, estamos hablando de los EE.UU., nunca haya tenido una presidenta mujer. Pobre, la cachetona de Hillary.

Independientes, competitivas, fortachonas. Las gringas son mujeres totalmente diferentes a las latinas. Y mientras se discute si este modelo de “come hombres” puede triunfar en una sociedad machista como la nuestra, un reconocimiento para la buena de Rosie y sus muchachas
.

Algunos clics

  • Sitio Oficial de Rose
  • En Wikipedia
  • Sitio Homenaje
  • Algunos souvenirs
  • The Library of Congress en Flirck

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