CON EL AGUA AL CUELLO

Ewan McGregor y Colin Farrell, abordo del Cassandra Entre las fijaciones que acompañan a Woody Allen, una de las más productivas es aquella que lo obliga a estrenar una película por año. La contracara de esta compulsión es que no siempre consigue un producto de calidad. Para justificar esta tenacidad, sus más fieles seguidores dicen que cada tres películas regulares aparece una deslumbrante. La marca pudo haber sido Melinda and Melinda (2004) (en el medio quedaron Match Point – 2005 y Scoop – 2006) y Cassandra's Dream (2007) es la gran incógnita. ¿Será o no será?


Históricamente, una de las razones para ver las películas del director de Hannah and Her Sisters (1986) era disfrutar sus bromas existenciales, adentrarse en las fobias psicoanalíticas de un judío y ver las combinaciones de actores que ponía frente a la cámara. Algo de esto se perdió pero mucho todavía se conserva. El señor Allen es un hombre mayor. No siempre tiene la voluntad para actuar, dirigir, escribir el guión y atender a su hijastra/esposa Soon-Yi Previn. El compromiso de encontrar un alter ego distinto para cada ocasión, es un riesgo que no siempre da resultados. Acaso el último que funcionó fue Sean Penn (Emmet Ray) en Sweet and Lowdown (1999). Del resto, mejor olvidarse.

El hecho de que él sea el protagonista no garantiza nada. Es más, su última aparición en Scoop (2006) se lo vio cansado, falto de sintonía y sin brillo. El secreto del éxito está acaso en el guión, algo que siempre fue su fuerte. Pero es imposible lograr una genialidad por año, a menos que sea otro quien lo escriba. Pero sabemos perfectamente que eso es algo que nunca va a ocurrir.

De qué va. Ian (Ewan McGregor) y su hermano menor Terry (Colin Farrell) son dos muchachos con apuros económicos muy diferentes. Mientras al mayor vive de las apariencias, el otro es un jugador empedernido que es capaz de apostar hasta lo que no tiene. El tío millonario Howard (Tom Wilkinson) llegará con una propuesta que podría volver realidad los sueños de ambos.

Al hueso. Si hay algo que se sabe de Allen es su devoción por el cine existencialista de Ingmar Bergman, algo que derivó en un fanatismo por el libro Crímen Tom Wilkinson, Ewan McGregor y Colin Farrelly Castigo, de Fedor Dostoievski. La culpa que genera el asesinato es un trauma que heredó de estos dos intelectuales y a lo largo de varias películas lo fue desarrollando con suerte desigual. Acaso el punto más alto de esta manía haya sido (es) Crimes and Misdemeanors (1989). Y mientras en Bullets Over Broadway (1994) lo llevó a la parodia, en Cassandra's Dream logra su retrato más obvio y simplón. Es cierto que la capacidad interpretativa de Colin Farell ayuda a desvirtuarlo aun más, pero el resto de los personajes no brillan por sus parlamentos. Todos son superficiales, mecánicos, como si trabajaran a reglamento y se dedicaran a obedecer las órdenes puntuales del director, sin aportar esfuerzo o actitud. Y encima que la historia fue contada miles de veces, ayuda de poco para entretener. Habrá que esperar a la siguiente película, para ver si mejora la puntería.

En definitiva. Para los incondicionales o el publico más contemplativo que no le importe demasiado la trama, sólo que el nombre de Woody Allen aparezca entre los créditos.
Score 5/10

TITULO: El sueño de Cassandra
ORIGINAL: Cassandra's Dream

ESTRENO: 8 de mayo (En la Argentina)
ORIGEN: Inglaterra
AÑO: 2007
DURACION: 108 minutos
DIRECTOR: Woody Allen
REPARTO: Ewan McGregor (Ian), Colin Farrell (Terry), Tom Wilkinson (Howard), Hayley Atwell (Angela), Sally Hawkins (Kate), John Benfield (padre), Clare Higgins (madre), Ashley Medekwe (Lucy).
GUION: Woody Allen
MUSICA: Philip Glass
FOTOGRAFIA: Vilmos Zsigmond
MONTAJE: Alisa Lepselter.
SITIO OFICIAL:
www.cassandrasdreammovie.com

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VUELTA AL OLIMPO

Dos que se tomaron varias estaciones para regresar. Dos que fueron pioneros en lo suyo: el trip-hop y el rock independiente americano. El de mayor ausencia fue Portishead, a quien se lo sospechaba perdido en caminos sin reintegro. El otro grupo es R.E.M. que si bien soltaron un disco en vivo hace poco, son bastante amarretes para publicar material OKM. Y ahora, con la desfachatez que otorga la crítica, en sus discos nos metemos.

Con la maldad intacta. Hace justo 10 años que Portishead grabó PNYC (1998) y el mundo quedaba asombrado con los arreglos hechos a un disco en vivo. ¿Era el comienzo de una leyenda o el ocaso de un mito? Con los créditos de su medidor en cero, Third (2008) fue prometido para abril y llegó antes de tiempo. Mientras suenan los acordes de Silence, el primer tema, hay algo que no anda bien. En la introducción, una voz pastosa dice:
Esteja alerta para a regra dos 3
o que você dá, retornará para você
Essa lição você tem que aprender
Você só ganha o que você merece.

Lo primero que uno se pregunta es ¿me cagaron? Me vendieron un disco de Caetano Veloso o Ney Matogrosso. Hay que esperar 2 minutos y 10 segundos para que la tonada de Beth Gibbons confirme que es la sintonía correcta.
Y después de evocar aquellos ruidos imaginarios, uno esperaba esas aves que rayan el plástico y la contradicción de una niña con cuerpo de dama. Nada de eso mi amigo. El grupo creció y todos esos abalorios de la juventud está mejor apilados, con una cintura no tan dinámica pero con una profundidad que asfixia. Y aunque cueste, lograron lo de pocos: un disco exquisito, con sonidos caprichosos, que no pierde la línea de los anteriores. Como perlas para el collar de los recuerdos, dos temas que abren océanos: Plastic y Small. La perfecta transición para un pasado que vuelve y un presente con perfume a melancolía.

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Tócala de nuevo. Aquellos grupos que cargan con un largo equipaje a sus espaldas, encuentran en la repetición –para no decir el auto plagio- la excusa justa para mantener a su público contento y escabullirse de posibles papelones. Aunque cada tanto, para que las orugas no entibien la madera, es aconsejable despellejar los instrumentos. No tan flojo como Around The Sun (2004) ni tan inspirado como Lifes Rich Pageant (1986), Accelerate (2008) puede ser entendido como una suerte de lados B que nunca fueron. Sin ir más lejos, nadie se hubiera asombrado si Houston ocupaba el track 8 del sufrido Automatic For The People (1992), la potencia que despliega Horse To Water pudo ser de la partida de Murmur (1983), mientras que el Until The Day Is Done no hubiera desentonado con el rutero New Adventures in Hi-Fi (1996). Lo positivo (o acaso su mayor traspié) es que todo suena demasiado a R.E.M., no hay grandes cambios ni tampoco esas canción que se atornillan al paladar y no hay forma de sacarla. El disco fue producido por Jacknife Lee, el mismo de How To Dismantle An Atomic Bomb de U2 y su sello popero lo puso en I'm Gonna DJ, que por suerte, es el último tema.


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SOLO UNA MAS

Clint Eastwood. Serio[cuasi malquerido] Vea lo curiosa que resultan las cosas. Un tipo tan brillante como Clint Eastwood, con una considerable trayectoria como actor y un envidiable recorrido como director, empezó a desbarrancar en la última etapa de su carrera. No fueron las persecuciones de auto ni las balas que zumban lo que echó a perder a este buen hombre, sino sus últimas producciones. Cada vez más patrióticas y blanditas. Pura caquita de blockbuster.

Se sabe, el tipo está un poco añejo y cuando uno envejece le pifia al agujerito. No obstante, hay que reconocerle su empeño. Cuando todo el mundo apostaba por verlo corriendo a los nietos en un parque soleado, él se quiere dar un último gusto. Se trata de Gran Torino, una filme que además de dirigir piensa protagonizar.



El abuelito cumplirá 78 años en unos meses y tiene unos lindo números en su haber: juntó 10 nominaciones de la Academia del Cine y 5 estatuillas ganadas (no siempre merecidas), una de ellas honorífica por el conjunto de su carrera que le fue entregada en 1995. Para qué seguir jodiendo entonces. Es que nunca alcanza.

Bueno, bueno...

Por High Plains Drifter (1973), Unforgiven (1992), The Bridges of Madison County (1995) y alguna otra que se me escapa, te vamos a extender el crédito para una vuelta más. Pero después, se acabó, entendiste.
No te preocupes. Vos te lo merecés.

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ARTURITO

Aquellos que se bloquearon con la apariencia de los superseñores (El fin de la infancia - 1953), todos los que circularon por los páramos de Diaspar (La ciudad y las estrellas - 1956) y los que se avivaron que la película de Stanley Kubrick (2001: Una odisea espacial - 1968) era pasto para giles, te dan las gracias.
La ciencia ficción no te olvida. Las estrellas, tampoco.

Sir Arthur Charles Clarke (1917-2008)

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FONDO BLANCO

Rachel Weisz, borracha sobre el mostrador Después de ver My Blueberry Nights (2007) se puede concluir que hay dos Wong Kar-wai (WKW). Uno que juega de local y marca el terreno con sus espejismos amorosos, que usa un lenguaje nervioso para mover su lente y otro muy distinto que sale de visitante, más pop, menos quisquilloso y dispuesto a enamorar.
Este cambio de ritmo se nota en otro director oriental como Ang Lee. El encuadre que elige el taiwanés para contar Brokeback Mountain (2005) es el reverso exacto de Lust caution (2007).


Y así llegó el día en que WKW desembarcó en suelo Estadounidense. Acaso los productores avisados de la obsesión del chino por re-escribir 100 veces cada guión, le sentaron a su derecha a Lawrence Block, escritor de novelas policiales que debutó como segundo guionista. Otra baja sensible en su tripulación es Christopher Doyle, que durante 15 años se encargó de la fotografía de sus filmes. En su lugar le clavaron al franchute Darius Khondji, aquel de Delicatessen (1991) y también de Se7en (1995).
Para explicar My Blueberry Nights, utilizó una técnica que liga destellos de neón con una cámara lenta que se acelera. El filme se basó en un antiguo corto de WKW protagonizado por la eterna dupla Tony Leung y Maggie Cheung, que más tarde derivó en una secuencia de In the Mood for Love (2000). Claro que la recompensa que le entregó Hollywood por su compromiso fue un pelotón de estrellas a elección.
De qué va. Elizabeth sufre un desengaño amoroso y a modo de exorcismo, decide abandonar la ciudad de New York para conocer nuevas personas. A través de tres historias, se irá hilando una reflexión sobre el amor, la distancia y los caminos de la soledad.

Al hueso. Desde el vamos la cosa pinta de campeonato. Un par de movimientos de cámara bastan para que Jude Law discute con Nora JonesWKW se meta a su público en el bolsillo. Ya no importa si el artificio se desarrolla en un suburbio de Hong Kong, en las calles de New York o en pleno Buenos Aires. El desafío que plantea esta película es interior. El director sabe que debe transformar a Nora Jones en esa Elizabeth que debe seducir como Maggie Cheung y hacer de Jude Law ese Jeremy que se expresa con la mirada de Tony Leung. Y la magia se produce en el primer cruce de la pareja. Cuando apenas se empiezan a reconocer las miradas entre los destellos policromáticos de la noche. La apuesta se duplica en la segunda historia, acaso la más lograda de la trinidad, se desacopla en el tercer acto y vuelve a cobrar envión en el epílogo.

Por su belleza, esta road movie recuerda al Wim Wenders de Im Lauf der Zeit (1976) o al Wayne Wang de Smoke (1995) y Blue in the Face (1995). Pero todo es mucho más gótico en My Blueberry Nights, más asfixiante. El sello de WKW aparece en cada escena del metraje. Desde la noche como escenario de las pasiones, la contradicción de estar acompañado pero en soledad, el amor que parece estar siempre en la otra esquina, los fantasmas que llevan el rostro del pasado, hasta la incapacidad de renunciar a lo que ya no se tiene.

En definitiva. Para aquellos que están enamorados, para quienes están solos y sueñan, o todos aquellos que dejaron de creer y sin embargo esperan.
Score: 6/10





TITULO: El sabor de la noche
ORIGINAL: My Blueberry Nights
ESTRENO: 10 de abril (en Argentina)
ORIGEN: China
AÑO: 2007
DURACION: 110 minutos
DIRECTOR: Wong Kar-Wai
REPARTO: Norah Jones (Elizabeth), Jude Law (Jeremy), David Strathairn (Arnie), Rachel Weisz (Sue Lynne), Natalie Portman (Leslie), Chan Marshall (Katjia).
GUION: Wong Kar-Wai y Lawrence Block; basado en un argumento de Wong Kar-Wai.
MUSICA: Ry Cooder
FOTOGRAFIA: Darius Khondji
MONTAJE: William Chang Suk Ping.
WEB OFICIAL: http://www.myblueberrynights.es/


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CHISTE JUDIO

Philip Roth, de joven, con Woody Allen Quienes disfrutan con los chistes y las ocurrencias de Woody Allen, deben saber que no todas son fruto de su inspiración. El clarinetista de Manhattan le debe muchos remates y algunas situaciones desopilantes al talentoso Philip Roth. Este novelista con nombre de galán irlandés, tiene cerca de 30 libros publicados y es el referente de la literatura judía en Norteamérica. En sus textos se habla, y se burla, de la doble moral de la sociedad estadounidense, de la familia judía como semillero de neurosis - pasta del psicoanálisis- y la consumación de la felicidad a través del goce sexual. No por nada, muchos críticos lo consideran el Henry Miller sefardí.

Su carácter sociable y los comentarios mordaces sobre la cultura hebraica, le abrieron las puertas de los estudios cinematográficos. En algunas ocasiones, haciendo de él mismo, como en One Flew Over the Cuckoo's Nest – 1975 (a.ka. Atrapado sin salida) y en algunas series, como el capítulo debut de Los Angeles de Charlie (1977). Su trayectoria como guionista es bastante escueta. Su mayor éxito fue la adaptación de su novela The Human Stain (2003), más las expectativas de la nueva película de la española Isabel Coixet, Elegy (2008).



Durante los años 70’, Roth pasó por varios estilos literarios. Desde la sátira política en La orgía de Praga (1971) hasta el delirio kafkiano de El pecho (1972). En aquella misma década publica La lección del maestro (1979) y aparece por primera vez Nathan Zuckerman, suerte de alter ego, quien fue el protagonista de varias novelas aparecidas entre 1979 y 1986.


Lo llamativo es que en su novela Exit Ghost (2008), de pronta aparición, vuelve a rescatar a este doble. Pero claro, las cosas no son como antaño. Hoy Zuckerman tiene 71 años y es un escritor consagrado. Aunque una operación de próstata lo privó de su fortaleza sexual y lo obliga a usar pañales. Cualquier analogía con la realidad, es pura coincidencia.

Pero no todo lo escrito por Roth es para tomarlo a chiste. Entre los premios que cosechó en su carrera, se destaca el National Book (1960,1995) por sus obras de ficción Adiós, Colón y Sabbath's Theater. El Pulitzer (1998) lo obtuvo por American Pastoral, mientras que el Médicis (2002) a la novela extranjera por, La tache. En 2002, Roth recibió la mayor distinción de la American Academy of Arts and Letters, la Gold Medal. Con ella fueron distinguidos, entre otros, John Dos Passos, William Faulkner y Saul Bellow.

Dentro de un par de días, cumplirá 75 años. Salú y muchas Sufganiot.

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LA MIRADA DEL OTRO

La mirada de Silvia PérezAntecedentes. Aunque Anahí Berneri es una joven directora argentina, posee una virtud que la coloca un escalón por encima de algunos colegas de su generación: puede anticipar el futuro. Y no estoy hablando de las engañosas artes para predecirlo sino de un atributo relacionado con la madurez. Se requiere una gran percepción para hacer de Encarnación una historia creíble, amena y tan decadente. Rasgos de su carácter los demostró en su debut con Un año sin amor (2004), sobre la novela homónima de Pablo Pérez.
Por su anterior trabajo recibió el Premio Fipresci en el Festival de Mar del Plata y el Teddy Award en la sección Panorama de la Berlinale. Con su actual producción obtuvo el Premio de la Crítica Internacional del 55 Festival de San Sebastián.

De qué va. La ex actriz Erni Levier sabe que sus años de gloria son leyenda. Aunque se resiste al anonimato, sólo le ofrecen publicidades menores. Una invitación de su sobrina Ana la lleva al pueblo de su infancia. Aunque el tiempo parece no transcurrir en aquel apacible paraje y ella, a la mirada de los parroquianos, todavía es una estrella que regresa con su rastro de gloria. Pero nada es tan bonito como los ojos que la miran.

Al hueso. Si hay algo que se describe con magistral pulso en Encarnación, es el juicio que teje la modernidad sobre la vejez. Y toma a la longevidad como sinónimo del ocaso personal. Aunque se disponga una figura bella y escultural como la de Erni, el colapso del cuerpo se presagia en la piel muerta que cuelga de los brazos, la necesidad de estar mucho tiempo frente al espejo, las manos cuarteadas por el paso del tiempo y una mirada triste, que ya no escena de Encarnaciónespera el prodigio. Porque se cansó de añorar a ese príncipe azul que la lleve hasta el altar, a que se cumpla el sueño de ser una actriz seria y respetada, a vivir la vida de otros, con más encanto y menos desdicha. El único anclaje que la enlaza a ese pasado de esplendor es su sobrina de 15 años. Que la idolatra y la hace suya a fuerza de recuerdos. Y es allí donde Silvia Pérez, acaso tomando el marco argumental como un desafío subjetivo, logra dotar al personaje con la credibilidad y la dulzura que la trama requiere.

En definitiva. Una historia con los sinsabores y la belleza de lo cotidiano. Dramática aunque con una mirada optimista. Para ver y no olvidar.
Score 7/10


TITULO:
Encarnación
ORIGEN: Argentina
AÑO: 2007
DURACION: 93 minutos
DIRECTOR: Anahí Berneri
REPARTO: Silvia Pérez, Luciano Cáceres, Martina Juncadella, Carlos Portaluppi, Inés Saavedra
GUION: Anahí Berneri, Sergio Wolf, Dolores Espeja, Gustavo Malajovich
MUSICA: Nicolás Cota
FOTOGRAFIA: Diego Poleri
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UN POZO DE SOMBRAS

Es cierto que Paul Thomas Anderson no necesita revalidar su talento. Lo hizo con Magnolia (1999) y esa fue una prueba más que contundente. Pero también es cierto que sus producciones, salvo la mencionada, se quedan a mitad de camino. Le ocurrió con Boogie Nights (1997), Punch-Drunk Love (2002) y algo semejante le sucede con There Will Be Blood (2007).

Acaso se genera una exagerada expectativa por parte de la crítica y cuando uno se enfrenta con el material, encuentra que no es todo lo que esperaba. Que podría haber dado para más. La pregunta es ¿Dónde está el problema? En el gusto del que compra o en la forma en que se ofrece. Seguramente la responsabilidad es por partes iguales. La ilusión está muy asociada al deseo. Cuando uno se enfrenta con las imágenes de “Petróleo Sangriento” abre las puertas de su receptividad para entregarse a la historia, porque confía en su director y en el elenco. Pero al correr del metraje la desconfianza se traduce en inquietud y termina en un bostezo.

De qué va. Centrada en la vida de Daniel Plainview, un minero que durante el auge del petróleo se entera de que en un pequeño pueblo, el oro negro brota entre las rocas. Así, junto a H.W., su pequeño hijo, se instala en Little Boston para inspeccionar el territorio.

Al hueso.
Daniel Plainview rescata a su hijoSe podría decir que There Will Be Blood, más que un filme basado en la novela Oil! de Upton Sinclair es un monólogo adaptado para que Daniel Day-Lewis luzca sus condiciones actorales. Sin temor a exagerar, de los casi 158 minutos que dura el filme, la figura de Lewis debe aparecer en 140. El resto se lo comen los títulos y algún plano corto de los actores de reparto. Y si bien la primer hora avanza lentamente pero cautiva, la otra parte se vuelve cuesta arriba. Uno de los grandes problemas que tiene el argumento es que se basa en sobreentendidos. Al protagonista le ocurren cosas que no se explican y a través de alusiones o comentarios indirectos hay que descifrar qué fue lo que aconteció realmente.
Las tomas fotográficas son de gran calidad y ello es mérito de Robert Elswit. Pero la belleza y el fuego que aparece en muchas escenas no alcanza para encender al público o para borrar ese rastro de solemnidad que destila en cada cuadro. La música de Jonny Greenwood, guitarrista de Radiohead, no hacen más que hundir a la película en un pozo de sombras.

En definitiva. Principalmente para fanáticos del director o del protagonista o para todos aquellos que desconfíen de estas palabras.
Score 5/10

TITULO: Petróleo sangriento
ORIGINAL: There Will Be Blood

ORIGEN: Estados Unidos
AÑO: 2007
DURACION: 158 minutos
DIRECTOR: Paul Thomas Anderson
REPARTO: Daniel Day-Lewis (Daniel Plainview), Paul Dano (Paul Sunday/Eli Sunday), Kevin J. O'Connor (Henry), Ciarán Hinds (Fletcher), Dillon Freasier (H.W.), Randall Carver (Sr. Bankside), Coco Leigh (Sra. Bankside), Sydney McCallister (Mary Sunday), David Willis (Abel Sunday), Kellie Hill (Ruth Sunday).
GUION: Paul Thomas Anderson; adaptación libre de la novela "Petróleo" de Upton Sinclair.
MUSICA: Jonny Greenwood
FOTOGRAFIA: Robert Elswit
WEB OFICIAL:
www.paramountvantage.com/blood/



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