DULCE INOCENCIA

Ellen Page, la misma de Juno (2007)

El filme An American Crime es una historia verídica que tuvo lugar en la ciudad de Indianápolis en el año 1965. Para intentar esclarecer un hecho tan despiadado, los medios agotaron litros de tinta sobre el proceso judicial caratulado “El estado de Indiana contra Baniszewski”. Como para entender su impacto social, los abusos perpetrados son comparable con los de Natascha Kampusch, la joven austriaca que permaneció secuestrada durante ocho años en un sótano en la afueras de Viena y con el caso María Soledad Morales, la adolescente violada y asesinada en la provincia de Catamarca, en Argentina.

El punto de equilibrio radica en el grado de verosimilitud que se pretenda otorgar al relato. Uno puede apostar por un docudrama livianito al estilo Capote (2005), lograr algo más serio como el fabuloso Capturing the Friedmans (2003) o salir a buscar la provocación como en Hard Candy (2005). Lo que nadie parece haberle explicado al novato de Tommy O'Haver es que no se puede realizar un filme de horror con un tema tan sensible a la opinión pública y salir indemne del asunto.

O acaso el nivel de morbosidad es tan ancho que el espectador está dispuesto a soportar los maltratos y vejaciones de una niña, sólo para comparecerse de sus padecimientos. Hace falta llegar al detalle de la brasa tostando la piel para explicar el sufrimiento. O para repudiar el abuso de menores es menester montar una farsa comercial como la de O'Haver, que pretende sacar partido del dolor ajeno. Eso sí, la única sutileza que se permitió su director quedó registrada en el afiche, digno de un creativo independiente.

De qué va. La señora Gertrude Baniszewsky, es viuda, está enferma, no tiene trabajo y carga con siete hijos. Para conseguir un ingreso, acepta cuidar por un tiempo, a las dos hijas de una pareja que trabajan en un circo ambulante.

Catherine Keener y Ellen Page son las protagonistas del dramaAl hueso. Unos meses antes del estreno de An American Crime, se presentó
The Girl Next Door (2007) que se refiere al mismo caso de la familia Baniszewski, pero con otros nombres y basado en los textos homónimos de Jack Ketchum. La diferencia entre una y otra es que en la primera, está integrada por un elenco de lujo y la otra, para suplir la falta de figuras, recurre al sadismo más extremo para darle consistencia a los sucesos. Pero desde lo argumental, la narración no aporta nada nuevo, la construcción de los personajes es muy plana y se desemboca en una tragedia similar.
Para no resultar tan macabra, el guión de An American Crime esta suavizado con gotitas del juicio, que se abren en flashback a través de los cuales, se narran los acontecimientos. La pregunta que uno se hace es ¿era necesario volver a mostrar lo mismo dos veces? O en lugar de aportar algo de luz sobre los hechos, la intención era cargar algunos ceros en la cuenta de la productora.

En definitiva. Un filme ideal para quienes gozan con el suplicio ajeno. El director logra montar un circo de atrocidades gratuitas que no otorgan ninguna enseñanza ni son aptos para el disfrute.
Score 3/10


TITULO: An American Crime El afiche de An American Crime es lo único digno del filme
ESTRENO: sin fecha en la Argentina
ORIGEN: EE.UU
AÑO: 2007
DURACION: 98 minutos
DIRECTOR:Tommy O'Haver
REPARTO: Catherine Keener (Gertrude Baniszewski), Ellen Page (Sylvia Likens), James Franco (Andy), Bradley Whitford (Leroy), Ari Graynor (Paula), Nick Searcy (Lester Likens), Romy Rosemont (Betty Likens), Evan Peters (Ricky Hobbs), Jeremy Sumpter (Coy Hubbard), Michael O'Keefe (reverendo Bill)
GUION: Tommy O'Haver e Irene Turner
MUSICA: Alan Ari Lazar
FOTOGRAFIA: Byron Shah
PRODUCCION: Henry Winterstern, Kevin Turen, Katie Roumel, Jocelyn Hayes y Christine Vachon.

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PAREDES QUE HABLAN

Pintada en la ciudad de Berlin, BackJump, 2007

El arte puede ser expresado a través de diferentes materiales y sobre cualquier tipo de superficie. Desde una hoja de papel con un garabato, un grano de arroz entallado o un espacio público con graffities. Así, el artista italiano llamado Blu, viaja por las distintas capitales del orbe para dejar su sello personal en muros y fachadas de edificios. Uno de sus trabajos más curiosos fue bautizado con el título de Muto y su escenario fueron las calles de Buenos Aires y la ciudad suiza de Baden.

Para llevar a cabo está pared animada [ver video], Blu
recurrió al aerosol, una cámara fotográfica y la posterior edición de video, donde se le imprimió la técnica de Stop Motion. Las tomas exteriores le demandaron un mes de pintadas, con un ritmo que fluctuaba entre 8 y 10 horas diarias. Las fotos las tomó el mismo sin necesidad de un trípode. Otras de las herramientas que se valió fueron tachos de pintura, pinceles y una escalera de gran tamaño. Algunos de los gráficos que componen a Muto pueden ser vistos en la central eléctrica de Zapiola y Matienzo, la barrera de Mariano Hacha y, el playón ubicado en Avenida Monroe y la vía. La música es de Andrea Martignoni y la producción de Mercurio Film.



MUTO a wall-painted animation by BLU from blu on Vimeo.

Pero lejos de ser un artista subterráneo, Blue es un grafitero con chapa. Tal es así que realizó una exposición en las afueras del museo
Tate Modern, en Londres. Sobre sus obras se han escrito muchos artículos y también, se filmó un documental sobre sus viajes por el mundo, llamado Megunica, dirigido por Lorenzo Fonda.

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CON LA POLVORA MOJADA

ilustración de alfalfaromeo.comHay discos que crecen a contrapelo del rumor y aunque sus cuerdas sean tensadas con dinamita no consiguen afinar. El conflicto va más allá de una mala campaña de comunicación lanzada por el sello o los ambiguos mensajes del artista. Lo cierto es que el cedé no consigue despegar en las pistas y pasa desapercibido por el dial. Esto le sucede a Babasónicos con el lanzamiento de Mucho y también a Madonna. Porque se habla de muchas temas pero nadie se mete con Hard Candy.

Para el que se guía por las estadísticas, el corte 4 Minutes con Justin Timberlake, capitaneó los charts mundiales durante algunas semanas y de a Madonna y su estrategia de la provocaciónpoco, empezó a recular. En el ranking de sencillos nacionales se desplazó hasta la décima posición y viaja en caída libre. Pero no todas son pálidas. Hay muchos países en los todavía mantiene el liderato. En cuando al disco, vale reconocer que las ventas arrancaron con fuerza y rápidamente, se alzó con el anillo de oro y platino. Pero fue un envión sin arrestos. Aunque no se puede hablar de fracaso, este undécimo disco es uno de los que menos réditos le dejó a la “chica material”.

Mientras tanto, doña Louise Veronica Ciccone, que soplará 50 velitas en agosto, entró en una guerra sin cuartel contra la sociedad norteamericana. Al parece las discriminaciones que sufre por su medio siglo la tienen más preocupada que el escaso vuelo que logró Hard Candy. Agitando su dedo índice frente al micrófono la diva señaló "Nuestra sociedad no solo sufre de racismo y sexismo, también discrimina por la edad”. Y a continuación, con una gota en el lagrimal salpicó "¿Se supone que uno tiene que morirse? Nunca he sido una conformista".

Y para colmo de males, su propio hermano, un tal Madonna y un gesto típicoChristopher Ciccone, está escribiendo las memorias de Madonna. Las mismas serán publicadas a mediados de julio por un sello editorial de Simon & Schuster. Christopher trabajó en numerosas ocasiones con su hermana mayor. Como para sacárselo de encima, la “diosa del pop” lo contrató para diseñar y dirigir su gira Girlie Show en 1993 y como director artístico de su documental Madonna: Truth or Dare de 1991. Pero según manifestó la portavoz de la cantante, Liz Rosenberg, los hermanos ya no tienen una relación cercana y el bueno de Christ no quiere perder su nivel de ingresos.

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TIEMPO DE JUVENTUD

Charlie Bartlett tiene un consultorio en los baños del colegio Las historias para adolescentes son uno de los platos preferidos de los estudios de cine, aunque jamás los sirven a la temperatura adecuada. O son de tono moralizantes (Dead Poets Society -1989), completamente irrelevantes (American Pie - 1999) o demasiado localista (Juno - 2007). Tomando un gajo de cada flor, Charlie Bartlett logra plantar un relato que por momentos deja un sabor solemne, en otros desabrido y en algunas ocasiones, hasta resulta picante.

Sin duda el gran logro del director Jon Poll es haber dado con los personajes que requería cada papel. La elección de Robert Downey Jr. como el rector Gardner no es sólo acertada sino también creíble. Incluso el propio Charlie Bartlett (Anton Yelchin), estrella en ascenso que estará en Star Trek (2009) y Terminator Salvation: The Future Begins (2009), empieza con cierta timidez y de a poco, se va comiendo las dudas.

Si hay algo que Poll sabe desde la primer escena, es hacia donde rumbear el conflicto. Y con esa ventaja de unos metros, logra dosificar la intriga a través de amagues argumentales, sin valerse de engaños ni contramarchas. Porque el público, en su rol de detective, intenta anticiparse a las circunstancias. Porque de entrada, todo hace suponer que es el típico filme de rebeldía juvenil, luego gira hacia el borde social: niños ricos en colegios pobres, el primer amor [no], relación familiar [menos] y así hasta que uno se cansa o lo descubre.


De qué va. Charlie es un estudiante brillante de 17 años que asiste a una escuela privada pero que, por reiterados problemas de conducta, su madre debe cambiarlo a un colegio público. Allí se encontrará con otro tipo de gente que no está acostumbrado a tratar en los círculos que frecuentaba.

Al hueso. Si hay algún mérito en Charlie Bartlett es el tono con que expresa sus Robert Downey Jr.(Rector Gardner) no puede escapar de la bebidainquietudes. Las diálogos entre los compañeros, salvo algún que otro traspié, no alcanzan la modulación de patetismo ni la categoría de humillante. Las conversaciones con los padres, salvo algún que otro traspié, no llegan a ser superficiales ni tampoco una discusión entre sordos. Lo que habla de un filme con buenas intenciones, pero que está lejos de ser perfecta.


Tiene algunas falencias, es cierto, y algunas son demasiado graves como para obviarlas. La idea superadora del muchachito emprendedor que pretende convencer a todo el establecimiento de que, pese a recurrir a métodos ilegítimos, sus intenciones son honorable y merecen el indulto, es un noción de justicia que los Estados Unidos pretende universalizar. Con esa misma lógica, alguien que mata a un ladrón en lugar de asesino se convierte en un héroe. Y no es así.

En definitiva. Una historia llevadera y amena, que va de menos a más y logra lo que se propone, divertir al público.
Score 6/10

TITULO: Charlie Bartlett Uno de los afiche de promoción del filme de Jon Poll
ESTRENO: sin fecha en la Argentina
ORIGEN: EE.UU
AÑO: 2007
DURACION: 97 minutos
DIRECTOR: Jon Poll
REPARTO: Anton Yelchin (Charlie Bartlett), Robert Downey Jr. (Rector Gardner), Hope Davis (Marilyn Bartlett), Kat Dennings (Susan Gardner), Tyler Hilton (Murphey Bivens), Megan Park (Whitney Drummond), Jonathan Malen (Jordan Sunder)
GUION: Gustin Nash
MUSICA: Christophe Beck
FOTOGRAFIA: Paul Sarossy
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EL SECRETO PROFESIONAL

la presencia del mago estuvo asociada al espiritismo y la superstición El éxito, como tantos otros factores de riesgo, tiene la particularidad de volverse viral. Este bacilo infeccioso encuentra en el cine comercial la forma más conveniente para su propagación. Así, basta que surja un personaje con un desarrollo atractivo para que las imitaciones empiecen a ramificarse por el sistema mercantil. Durante los años 80, los psicópatas enmachetados fueron el blanco de todas las imitaciones. Ahora, le llegó el turno al mago. Se abre el telón.

Uno de los promotores de esta figura magnetizada fue sin dudas el buenazo de Harry Potter. Los seis éxitos de taquilla consecutivos que transcurren en la escuela Hogwarts de hechicería, fueron el campanazo de alerta que despertó el apetito de los carroñeros. Pero como el molde era ancho y quedaba mucha tela por cortar, empezaron a despuntar los retazos que, de a poco, fueron dando forma al taumaturgo del siglo XIX.


Aprovechando que al delantero Potter ese año le tocaba hacer banco, en forma casi Afiche de The Prestigesimultánea aparecieron The Prestige (2006) de Christopher Nolan y The Illusionist (2006) de Neil Burger. Pero mientras el filme de Nolan contaba con Hugh Jackman, Christian Bale, Michael Caine como tridente ofensivo, The Illusionist apostaba por la dupla de ataque Edward Norton + Paul Giamatti y unos metros más retrasada, se mostraba Jessica Biel.
Y si bien en ambos casos la ambientación, el período en el que transcurre y los desafíos de los magos son semejantes, el resultado obtenido es muy diferente. Mientras el filme de Burger no supera la calificación de discreto, The Prestige logra transformar un relato de época, en una trama en donde no falta el cuentito de amor, la intriga y el misterio.

Otros de los que se sumó al fervor del hechizo fue
Woody Allen con la comedia Scoop (2006). Lo curioso del caso es dos de los intérpretes de The Prestige (hablamos de Hugh Jackman y la belleza narcótica de Scarlett Johansson) repetían papeles. Claro que el oficio de sibilino quedó reservado para el propio Allen, quien en los 96 minutos de Scoop, se dedica a repetir gestos, obsesiones y miradas que usó para películas anteriores. Lo que se dice un plagio por partida doble.

Y si se habla de ilusionistas y videntes, no puede quedar afuera el gran Houdini, de George Marshall
Harry Houdini. Sus habilidades consistían en evadirse de sacos atados con candados o peceras de vidrio llenas de agua. El cine intentó honrar en varias ocasiones la memoria de este escapista estadounidense de origen judío. Acaso Houdini (1953) de George Marshall, con Tony Curtis en el papel estelar, sin ser una gran película, haya sido la versión más digna. El último intento quedó en manos de Gillian Armstrong con su Death Defying Acts (2007). Los encargados de dar vida al relato fueron Catherine Zeta-Jones y Guy Pearce. El filme tiene un comienzo muy alentador, pero con el pasar de los artificio, la monotonía invade la pantalla y el único truco que uno ansía, es el de los títulos finales.

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