ESPEJITOS DE COLORES

la publicidad de Nike dice: Hazlo Son muchas las personas que se ganan la vida pensando en como vulnerar la resistencia de los compradores. Esta incitación no se produce en abstracto sino que va asociada con una determinada marca. Así, mientras uno va por la calle, escucha radio, ve televisión o, simplemente vive, el mensaje latente es: si usted usa estas zapatillas se sentirá en el aire, si consume estas hamburguesas será feliz.

Para beneficio de los consumidores y desgracia de los vendedores de humo, Naomi Klein descubrió las trampas que se esconden detrás del marketing, la rueda que hace girar al capitalismo globalizado. Pero esta mujer que lucha contra el poder de la globalización es mucho más que el libro No logo (disponible más abajo). Noami Klein es hija de la generación que se colgó de las ideas de Noam Chomsky para hacerlas suyas. Esta periodista, investigadora y activista, nacida en Montreal, Canadá, colaboró como columnista para los periódicos de progresista como el The Guardian de Londres y The Globe and Mail de Toronto y actualmente es la editora de la revista Saturday Night.



Su trabajo más reciente, llamado
La doctrina del shock (el auge del capitalismo de desastre), es una obra de 600 páginas y 4 años de investigación, inspirada en la crisis argentina de 2001. En una entrevista reciente la periodista canadiense sostuvo "este libro no habría sido posible si no hubiera vivido en esa época en Buenos Aires, para sentir y ver el contexto de la crisis y entender el poder de la memoria histórica como fuerza de resistencia."

El trabajo viene acompañado por un cortometraje (ver video) producido por el director Alfonso Cuarón y Naomi Klein, dirigido por Jonás Cuarón. A través de la alusión de los tratamientos psiquiátricos, pretende demostrar que las armas que utiliza el capitalismo son la violencia y la amenaza, para controlar y castigar a quienes no están de acuerdo con sus políticas neoliberales.

Para seguir los pasos de Klein, una buena senda es el debate con el pensador italiano
Toni Negri. También se pueden conocer las impresiones que le causó la la Argentina, más algunas entrevistas y artículos recientes.







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ENTRE SOSPECHAS

los protagonistas encuentran el primer cadáverEl género policial inglés se presenta bajo la forma de un enigma que busca desafiar la imaginación y la capacidad deductiva del lector. El inspector, privilegia el uso de la razón por sobre la fuerza y se apoya en sus cálculos para resolver el acertijo. Basándose en esta premisa literaria, el director Alex de la Iglesia rodó Los crímenes de Oxford, adaptación de la novela homónima del matemático y escritor argentino Guillermo Martínez.

Y si de entrada la película golpea con dinamismo e intriga, los personajes son los suficientemente convincentes para despertar la curiosidad del espectador y los efectos de cámara entregan un detallado panorama de cada ambiente, llega un punto en donde el globo de la tensión se desinfla y el argumento se vuelve demasiado sesudo. Pero esto es casi inevitable.

De algún modo, la visión hollywoodense del cine y la concepción del policial inglés no son del todo compatibles entre sí. Donde la primera dice acción la otra responde sigilo, cuando una exige argumentos planos la otra entrega un laberinto de ideas y mientras una divierte con balas la otra lo hace con reflexiones. Quizás se pensó que de la Iglesia era el vínculo perfecto entre una y otra perspectiva, pero apenas logro pincelar ese tinte macabro que constituye su sello. Lo cual no se traduce en un fracaso, pero tampoco es lo que se esperaba.

De qué va. Un estudiante norteamericano y un prestigio catedrático serán los encargados de ir develando una serie de asesinatos que se cometen en la ciudad de Oxford y cuyo punto de conexión es la lógica.
Alex de la Iglesia, Elijah Wood, Leonor Watling, Julie Cox y John Hurt
Al hueso. A mitad de recorrido entre la tibieza de The Da Vinci Code (2006) y la solemnidad de Gosford Park (2001), se posiciona Los crímenes de Oxford. Una historia que se apoya en la actuación del experimentado John Hurt para componer un retrato verosímil de un prestigioso académico devenido en investigador.

El método para que los espectadores se sumen a la trama no da resultados en esta oportunidad, porque la mayoría de las pistas que conducen a la resolución son falsas y la única forma de develar el crimen es adivinando. Algo que no requiere atención pero sí mucha suerte. En algunos tramos, uno llega a perderse entre los callejones de la mente y en otros, se da cuenta que siempre se llega al punto de partida.

En definitiva: una historia bien narrada, con sólidas actuaciones y bastante entretenida. Aunque sin grandes sorpresas en lo argumental.
Score 6/10


TITULO: Los crímenes de Oxford Afiche de Los crímes de Oxford
ORIGINAL: The Oxford Murders
ESTRENO: 8 de mayo del 2008 (En Argentina)
ORIGEN: España, Reino Unido y Francia
AÑO: 2008
DURACION: 110 minutos
DIRECTOR: Alex de la Iglesia
REPARTO: Elijah Wood (Martin), John Hurt (Arthur Seldom), Leonor Watling (Lorna), Julie Cox (Beth), Anna Massey (Sra. Eagleton), Alex Cox (Kalman), Dominique Pinon (Frank), Jim Carter (inspector Petersen)
GUION: Alex de la Iglesia y Jorge Guerricaechevarría; basado en la novela de Guillermo Martínez
MUSICA: Roque Baños
FOTOGRAFIA: Kiko de la Rica
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EL SEÑOR LEBLANC

Jean-Marc Leblanc: padre, hijo y esposo Se puede tener la apariencia de una persona formada, asumir las responsabilidades de un adulto, usar anteojos ridículamente gruesos como los del señor Jean-Marc Leblanc (Marc Labrèche, protagonista del filme L'Age des Tenebres) y sin embargo, mantener las mismas fantasías que un adolescente. Quizás porque la cultura del vacío, como le sucede a muchos, los preparó para morir pero no para ser viejos.

La especialidad del director canadiense Denys Arcand es fotografiar el sufrimiento interno. Cada filme que realiza es una gema que brilla intelectualmente. Gran parte de su talento quedó expuesto en la exitosa Les Invasions barbares (2003) y en la no menos controvertida Jésus de Montréal (1989). Y si bien en esta ocasión la excusa de fondo es la comedia, la tentación es sólo aparente, porque al morder la fruta, no se puede disimular el sabor amargo que deja.

Otro de los vicios de Arcand es la provocación. Pero como ya lo demostró en Le Déclin de l'empire américain (a.k.a La decadencia del imperio americano - 1986), no recurre a esa chicana barata que apuesta al golpe bajo o la burla explícita para satirizar. Sus armas son sutiles y hacen centro en donde más lastiman, en este caso, el proyectil se dirige al ego burocrático de su nación. Incluso, L'Age des Tenebres (o La edad de las tinieblas) se pueden entender como una de versión canadiense de American Beauty (1999).

De qué va. El señor Jean-Marc está casado y tiene dos hijos, su vida es lenta y aburrida en lo exterior, aunque internamente, su mundo está poblado de hermosas jovencitas que le demandan sexo y placer.

Al hueso. Para muchos, la
Las fantasías del señor Leblanc adolescencia fue la etapa más feliz de sus vidas. El gran defecto es que llega cuando uno todavía es demasiado joven y carece de la experiencia necesaria para valorar lo que posee. Lo que sigue, es una suma de responsabilidades a las que ningún ciudadano puede sustraerse: hijos, trabajo y esposa. La aceptación de esta trinidad es el lubricante que hacen girar los engranajes del sistema. Porque crea individuos dóciles, aburridos, que sólo aspiran a ganar dinero para alcanzar el respeto de sus pares.

Y aunque Jean-Marc Leblanc aprendió todo esto con la experiencia y se siente un iluso por haber caído en la trampa del matrimonio, encontró un punto de fuga a través del pensamiento. En el reino de la mente, puede ser un reconocido escritor al que ninguna reportera se le resiste, un compañero sexual especialista en el ménage à tríos o un político admirado por sus votantes.

Acaso el punto más débil aparezca al final. Se trata de una de esas películas a las que les cuesta bajar el telón. Antes de colgar los títulos de cierre, hace varios amagues que terminan por impacientar al espectador. Como pieza de colección, el filme de Denys Arcand cuenta con una participación al inicio y al cierre del cantante Rufus Wainwright.

En definitiva: una alegoría kafkiana que divierte pero también entristece. En la suma de este balance entre alegría, impotencia y angustia, está el secreto de una gran película.
Score: 8/10


TITULO: La edad de la ignoraciaAfiche de L'Age des Tenebres
ORIGINAL: L'Âge des Ténèbres
ESTRENO: sin fecha en Argentina
ORIGEN: Canadá
AÑO: 2007
DURACION: 104 minutos
DIRECTOR: Denys Arcand
REPARTO: Marc Labrèche (Jean-Marc Leblanc), Diane Kruger (Véronica Star), Emma de Caunes (Karine Tendance), Rufus Wainwright (el príncipe cantante), Sylvie Léonard (Sylvie Cormier-Leblanc), Caroline Néron (Carole Bigras-Bourque), Didier Lucien (William Chérubin), Macha Grenon (Béatrice), Rosalie Julien (Laurence Métivier)
GUION: Denys Arcand
MUSICA: Philippe Miller
FOTOGRAFIA: Guy Dufaux
SITIO OFICIAL



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NINGUN SECRETO

Para conmemorar el centenario del escritor Ian Fleming, formador del personaje de James Bond, los festejos previstos incluyen la publicación de una nueva novela del agente más ganador de la pantalla. Pero no se trata de un material que apareció repentinamente en un cajón con llaves o un boceto sin final. La trampa es más sutil aunque menos engañosa que en otras ocasiones.

Porque en realidad, los herederos, que no se durmieron sobre la alfombra roja y piensan prolongar los beneficios hasta remotas generaciones, encargaron al novelista británico Sebastian Faulks, la decimoquinta entrega de la saga. Para revivir a Bond, el requisito que se le impuso a Faulks fue que debía imitar el estilo de Fleming. Pese al hermetismo que rodea a este proyecto, que verá la luz en los próximos días, se sabe que el título será Devil May Care y los acontecimientos se sitúa en plena Guerra Fría, en 1967, y conducirán al intrépido agente por París, Londres y Oriente Medio.


Las aventuras iniciadas por Fleming comprenden catorce novelas y nueve cuentos, escritos entre 1952 y 1964, fecha de su muerte. La última fue Octopussy, publicada en 1966 en forma póstuma. Todos, incluso los relatos breves, fueron llevados al cine. Algunos son fieles adaptaciones y otras no tanto.
Colección de estampillas con las tapas de las novelas y cuentos de Fleming


Como para no perder el control de la marca Bond, los descendiente de Fleming solicitaron a otros escritores que continuaran la tradición del agente británico. El primero en probar suerte fue Kingsley Amis, quien cuatro años después del fallecimiento de su creador, continuó con una nueva novela. En 1973, John Pearson firmó la Biografía Autorizada de 007, narrada en primera persona. Aunque sin dudas, el que más se entusiasmo con Bond fue John Gardner, quien entre 1981 a 1995 escribió catorce novelas.

El intento más recientemente, estuvo a cargo de Charlie Higson,
silueta del Bond interpretado por Sean Conneryquien desde el 2005 encontró un nuevo perfil para Bond: las épocas de su juventud. La serie genéricamente llamada Young Bond, narra los años en los que Bond era un simple estudiante de liceo. Además de alcanzar muy escasa repercusión, ninguna de estas novelas fue tomada en cuenta para producir los filmes siguientes. Las últimas películas se basaron en guiones originales para cine tomando algunos elementos de las novelas y cuentos de autor original.


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LA MUERTE DEL LECTOR

publicidad de la editorial AnagramaEn un mundo que se quedó sin tiempo porque todo es urgente y no puede esperar, el hábito de lectura es una de las prácticas más castigadas por la modernidad. Cada vez son menos los individuos que eligen la literatura como medio de entretenimiento o dispersión. Mientras las páginas de los clásicos sufren una invasión de ácaros y polillas, Internet se alió con la televisión para ofrecen diversión instantánea y sin esfuerzos.

Si hay algo que ociosamente se fue perdiendo, es aquella zona neutral del ensueño en donde el autor dialogaba con su lector. Hoy todos los deseos están contaminados por la inmediatez. Esperar casi cien páginas para que Rodion Romanovich Raskolnikov castigue a la vieja usurera, es todo un derroche. Que una magdalena mojada en un té derive en siete novelas, es un abuso de la paciencia. Y si participar en la vida de Leopold Bloom y Stephen Dedalus implica consumir 800 páginas, es una extravagancia que no cotiza en ningún círculo.

El libro como un mundo nuevo
Los que se agotaron, aquellos que dijeron basta antes de dar vuelta la siguiente página, quienes hace tres meses abandonaron un libro en la mesa de luz y no sienten culpa, para todos los que acusan fatiga crónica, la salvación llega a través de los audio libros. Porque en lugar de leer, solamente hay que esuchar lo que una voz melodiosa, va refiriendo. Están en formato MP3, se pueden seguir desde la Web, descargar a la computadora o trasladar a cualquier reproductor portátil. Hay muchos gratuitos y algunos pagos.

Un buen punto por donde arrancar con la maratón de sonidos es el sitio
Leer escuchando,Las posibilidades de lectura son infinitas donde se ofrece desde poesía, cuento y novelas. Una amplia biblioteca virtual es la que se encuentra en Audio libros. Y aquel que de pronto se sintió iluminado por los clásicos, El corazón delator, de Edgar Allan Poe o Don Quijote, de Miguel de Cervantes, son dos alternativas de fierro. Si alguien pensó que los libros recitados en la oreja son un invento moderno, basta con escuchar a Julio Cortázar, recitar algunos de sus trabajos.

Y para quienes busquen mejorar su inglés o actualizar vocabulario, Librivox, AudioBooks For Free, Project Gutenberg y Simply Audiobooks, contienen gran cantidad de títulos y son totalmente gratuitos.

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