MUNDO RODANTE

Beto y Valvulina contrabandean mercaderías desde Brasil La ilusión es la medicina sanadora de los desamparados. Los infortunados se aferran a ella como el conquistador a sus medallas o el dormilón a su almohada, porque es la única riqueza terrenal que no se agota con el uso. De estas alegrías y otras desdichas trata el filme uruguayo El baño de mi papá, donde se describe con generosa sinceridad el valor del sacrificio.

No es casualidad que la película tenga dos padres rioplatense, uno es Enrique Fernández, quien baraja con pulso de tahúr la sensibilidad de un pueblo acostumbrado a la respetuosa oposición. El otro es César Charlone, que aporta la experiencia fotográfica recibida en Cidade de Deus (2002). Porque salvo cinco o seis actores profesionales, el resto son lugareños que jamás se plantaron frente a una cámara. El gran mérito es que lo hacen con total naturalidad, porque el papel que les tocó es el que representan diariamente con sus familias. En el oficio de los directores se descubre en la forma en que los personajes se dirigen a cámara y entablan diálogos con despreocupación, sin estar pendientes de aquel ojo omnisciente que fiscaliza sus gestos.

De qué va. Beto trabaja como bagallero: compra mercaderías en Brasil y las carga en bicicleta por 60 kilómetros para venderlas en su pueblo. Cansado de estos viajes agotadores, decide realizar el negocio de su vida para que él y su familia no pasen más penurias.

Al hueso. La historia nace en el año 1988, fecha en la cual el entonces Papa Juan el dolor de ser pobre en MeloPablo II se traslada al Uruguay. Uno de los destinos previstos por el Sumo Pontífice es la ciudad de Melo, en el departamento de Cerro Largo, que limita con el Brasil. En un barrio de gente humilde, las esperanzas están depositas en aquella visita, como si se tratara de un mesías. Lo nobleza del relato residen en su enfoque casi ingenuo. Porque apreciado desde una lógica burguesa es casi absurdo imaginar que un Papa se encamine a una barriada periférica carente de atractivos y seguridad. Pero sus habitantes creen en los milagros y consideran aquella visita como una señal divina.

Quizás lo más provechoso que tenga El baño de mi papá sea la forma en la que los lugareños se relacionan con su entorno. Acaso sin proponérselo, recrean la esencia de una polis griega. Esta pequeña comunidad se presenta como una unidad política, social y económica autosuficiente, donde no existen relaciones de dependencia que aten a los trabajadores, gobernadores ni estadistas. Aunque sí hay una fuerza del orden que impone su autoridad sobre el resto. Mientras que el bar es una suerte de ágora en donde los hombres se sientan a deliberar asuntos regionales y filosofar sobre la carga de su existencia.

En definitiva. Una historia bella, contada magníficamente y aprovechando un paisaje que tiene la belleza de lo precario. Para disfrutar y reflexionar sobre la condición de los sueños.
Score 7/10

TITULO: El baño de papá Afiche de El bano de mi papá
ESTRENO: sin fecha en Argentina
ORIGEN: Uruguay, Brasil y Francia
AÑO: 2007
DURACION: 97 minutos
DIRECTOR: Enrique Fernández y César Charlone
REPARTO: César Troncoso (Beto), Virginia Méndez (Carmen), Virginia Ruiz (Silvia), Mario Silva (Valvulina), Henry de León (Tica), José Arce (Nacente), Nelson Lence (Meleyo), Rosario Dos Santos (Teresa), Hugo Blandamuro (Tarta), Alex Silva (Gordo Luna), Baltasar Burgos (capitán Álvarez)
GUION: Enrique Fernández
MUSICA: Luciano Supervielle y Gabriel Casacuberta
FOTOGRAFIA: César Charlone
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EN FALSA ESCUADRA

los terribles padecimientos de Willem DafoeLa esencia de cualquier filme policial es lograr que el público se involucre en las investigaciones. Pero mantener la tensión no es nada simple. Para ello es necesario administrar las pistas con discreción, cosa de que no se descubra la trama en los primeros avances ni sea tan compleja que se pierda todo interés en seguirla. Como para que la experiencia sea aun más estilizada, Anamorph le agrega una mano de pintura extra al guión: el arte como asesinato.

La película de Henry Miller (cualquier coincidencia con el escritor, es pura casualidad) se apoya en una técnica de la perspectiva para mostrar que la belleza reside incluso en las mayores atrocidades. La anamorfosis es una disciplina usada en pintura que se basa en la deformación reversible de una imagen producida mediante un procedimiento óptico o matemático.

Una mirada un poco más presumida podría relacionar el arqueo de Anamorph con el concepto adorniano (léase Theodor Wiesengrund Adorno) de la autonomía en la obra de arte. Ya que en este caso, la dualidad artista/homicida se corresponde con alguien que crea un objeto social: arte/homicidio, que se relaciona primero con el resultado artístico y más tarde, con el propio sujeto, pero como un hecho cultural y no como una vulgar imitación de la existencia. La noción de belleza salvaje que plantea Miller, no está ligada a un goce estético, nacido de la exaltación de los sentidos, sino precisamente, a la oposición de lo que no es. A través de la afirmación de lo negativo se desemboca en lo nuevo, lo moderno, que a pesar de ser hermano de la muerte, es la única posibilidad de cambio para una sociedad acostumbrada al automatismo estético.

De qué va. El detective Stan se obsesiona con un criminal que mutila a sus víctimas y las convierte en objetos de arte inanimados. Para resolver este cuadro deberá recurrir a los fantasmas de su pasado, que regresan con todos sus tormentos al presente.

Al hueso. El principal desliz que comete Anamorph es que la historia se cuenta hacia ael arte de la barbariedentro. Las dudas y conflictos por los que atraviesa el protagonista son de carácter existencial, por lo tanto, difíciles de asimilar. Las claves para descifrar sus padecimientos no abundan y cuando surgen, están recubiertas bajo la forma de enigmas aun más intrincados. Pese a todos estos cruces, el filme busca la complicidad del espectador para guiarlo por los pasadizos de la mente y en algunos momentos lo consigue. Pero claro, convegamos que no se trata de una trama comercial al estilo Se7en (1995), en donde la persecución y posterior castigo del psicópata es el hilo conductor. Si hubiera que trazar un paralelismo sería con Zodiac (2007), curiosamente, otro filme de David Fincher, donde la acción cede el lugar a la palabra para lograr un enfoque menos efectista y más especulativo.

En definitiva. Para quienes disfrutan de tramas complejas, donde el mínimo detalle puede ser el disparador de un crimen o bien, de su resolución. Con un elenco de buena factura, totalmente comprometido con el guión.
Score 6/10


TITULO: Anamorph afiche de Anamph
ESTRENO: sin fecha en Argentina
ORIGEN: EE.UU.
AÑO: 2007
DURACION: 103 minutos
DIRECTOR: Henry Miller
REPARTO: Willem Dafoe (Stan), Scott Speedman (Carl), Peter Stormare (Blair), Clea DuVall (Sandy), Amy Carlson (Alexandra Fredericks), Mick Foley (vendedor de antiguedades), Debbie Harry (vecina)
GUION: Henry Miller, Tom Phelan
MUSICA: Reinhold Heil, Johnny Klimek
FOTOGRAFIA: Fred Murphy
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PLANTAS SOCIALISTAS

Nadie sabe realmente de dónde provienen, incluso muchas personas ignoran por completo sus cualidades. Algunos científicos vinculan su origen con la antigua Unión Socialista Soviética, donde por casualidad, un biólogo y un ingeniero, mientras mantenían una conversación informal, se les ocurrió cruzar dos o más especies vegetales para obtener una que fuera resistente a todos los climas. Porque no hay duda de que si los trífidos fueran un producto de la evolución terrestre, se podría rastrear a sus predecesores.

Mientras la población mundial crece a ritmo vertiginoso, la producción de alimentos no da a basto para satisfacer las necesidades de todos. Lo que implica que cada vez es más complicado distribuir los recursos equitativamente. Según un informe de la ONU, en el año 1800 había 978 millones de personas, cincuenta años más tarde, el número subió a 1.262 millones y las cifras se potencian anualmente. Actualmente, en el planeta hay cerca de 6.700 millones de habitantes. El defasaje se produce no por una mayor cantidad sino porque se mueren menos individuos. El promedio de vida hoy en día es de 70/80 años, mientras que en 1800 no superaba los 40/50.




El primer gran potencial que se les descubrió a los trífidos es que de sus semillas se podía obtener un aceite más puro y nutritivo que el de oliva. Y el siguiente es que se podían injertar sus tallos con otras familias [ver imágenes trífidos] para obtener curiosos engendros botánicos. Ese fue el comienzo de una serie de hallazgos que parecen no tener fin. Así, pronto se supo que el filamento de sus hojas restituye la fertilidad a mujeres, porque sinergiza las glándulas endocrinas. Sus hojas pueden curan malaria, dengue, fiebre amarilla y cicatrizan las heridas más profundas en cuestión de horas. Basta con hervir sus raíces para que su jugo estimule la circulación sanguínea, mejore el metabolismo y optimice el funcionamiento del sistema cardiovascular. Además de prevenir la formación de colesterol y facilitar la eliminación de grasa corporal.

Son tan resistentes que crecen en el hielo, la tundra y los climas áridos, llegando a alcanzar la altura de seis metros en pocas semanas. El único inconveniente que se les atribuye es que han desarrollado extremidades para movilizarse por cualquier terreno. Para impedir su fuga, es preciso recortar aquellos tallos que asoman en la superficie. Además, si no se cosechan sus semillas periódicamente, los trífidos logran procesar un dardo venenoso que escupen a varios metros de distancia. En algunos laboratorios de Francia, Alemania y El Reino Unido, se está elaborando un antídoto para inmunizar a humanos y bestias, pero los resultados no son demasiado alentadores. Los trífidos constituyen un gran aporte al terreno de la nutrición y la salud, aunque no cualquier agricultor está capacitado para explotarlos. En algunas regiones asiáticas, se dictan cursos especializados para estancieros. Allí se aclara que los trífidos, no son recomendables para casas particulares o fincas controladas artificialmente.

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DE GUANTES BLANCOS

Paul y Peter, dos buenos amigos La curiosidad puede ser el motor de valiosos hallazgos o el pretexto para saborear rotundas decepciones. El germen de estas dos posibilidades está inmerso en el tejido de Funny Games US, una nueva versión que el propio Michael Haneke realizó de su clásico del año 1997. Y aunque en literatura es frecuente que se vuelva a publicar una obra “revisada por el autor” o que en cine se conozca una versión denominada “corte del director”, que un artista vuelva a filmar dos veces el mismo guión, es algo que en un principio resulta chocante y a largo plazo, despierta alguna intriga.

La ecuación a despejar era el cambio. Qué había quedado en pie y cuanto se actualizó del original. Pero para sorpresa de muchos y consuelo de unos pocos, el director austriaco volvió a dar la nota. Porque en lugar del habitual quita/pone, optó por una copia textual del metraje anterior. Lo que implica que salvo los actores, el resto no sufrió alteraciones aparentes.

Naomi Watts y Tim Roth son las víctimasLa obsesión de Haneke, sólo comparable a la de su colega Stanley Kubrick, no reconoce fronteras y cuando decide imitar algo lo lleva hasta el límite de lo absurdo. No sólo utilizó una casa gemela, con el mismo portón de entrada, idéntica cocina y habitaciones, sino que también copió la música del comienzo y hasta los planos detalle de cada situación. Lo que se dice, un auto plagio perfecto. La pregunta que uno sale a buscar y no encuentra es ¿Cuál es el sentido de hacer dos veces lo misma mueca?

De qué va. Anna (Naomi Watts), George (Tim Roth) y su hijo Georgie (Devon Gearhart) se dirigen a la casa de veraneo a la que concurren todos los años. En aquel barrio de mansiones con embarcadero propio y pileta, los vecinos se conocen y todo es muy apacible. Hasta que unas visitas inesperadas se apersonan en la casa.

Al hueso. Si hubiera que encontrar un justificativo para una carga de infamia tan grande, se podría concluir que lo que se muestra en el filme no es lo que representa. El concepto subyacente es la conversión de los valores burgueses de familia y hogar, en pos de una sociedad cada vez más individualista y menos tolerante del prójimo. Este odio enajenado se materializa en el deseo de extirpar todo aquello que altere la propia intimidad. Pero la violencia no es real, porque sólo se manifiesta en el terreno de las ideas a través de la dualidad: intelecto – nervio. En esta suerte de ying yang que conforman Paul y su amigo Peter, funciona como los polos opuestos de la conciencia. Mientras Paul representa la perversidad de la inteligencia, Peter es la brutalidad dominada por la falsa conciencia. La mayoría de las veces, el entendimiento doblega a la fuerza y lo obliga a incurrir en pensamientos espeluznantes como ajusticiar al propio hijo o mutilar a la pareja.



Mucho menos pretenciosa, Haneke considera a Funny Games como una representación de la violencia en los medios de comunicación “la alienación es un problema muy complejo, pero la televisión está certeramente implicada en él. Nosotros, por supuesto, no percibimos ya la realidad, sino, en su lugar, la representación televisiva de la realidad. Nuestro horizonte de experiencias es muy limitado. Lo que sabemos del mundo es poco más que el mundo mediático, la imagen,” sostiene el director.

En definitiva. Sólo para aquellos que no vieron la original, con escenas de gran crudeza aunque sin violencia explícita, que en algún punto, se asemejan con los postulados de “La naranja mecánica”.

Score 7/10

TITULO: Funny Games US
ESTRENO: sin fecha en Argentina Afiche publicitario de Funny Games US
ORIGEN: USA, Francia, Alemania e Italia
AÑO: 2007
DURACION: 111 minutos
DIRECTOR: Michael Haneke
REPARTO: Naomi Watts (Anna), Tim Roth (George), Michael Pitt (Paul), Brady Corbet (Peter), Devon Gearhart (Georgie), Boyd Gaines (Fred), Siobhan Fallon Hogan (Betsy), Robert LuPone (Robert), Susanne Haneke (cuñada de Betsy), Linda Moran (Eve)
GUION: Michael Haneke
FOTOGRAFIA: Darius Khondji
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SER O NO SER

El 9 de mayo de 1805 fue una tarde lluviosa en Weimar, una ciudad del Bundesland de Turingia en Alemania. Ese mismo día, moría el poeta, historiador, filósofo, dramaturgo y quien sabe cuántas cosas más, Friedrich Schiller, de una pulmonía causada por un severo cuadro de tuberculosis. Apenas 203 años después, la Fundación Clásicos de Weimar desistió de seguir buscando el cráneo auténtico, tras determinar que ninguna de las dos calaveras depositadas en la cripta real corresponden al literato.

La autopsia practicada unas horas después de su fallecimiento reveló que el pulmón izquierdo estaba completamente destrozado, al igual que los demás órganos internos. El bazo y la bilis exteriorizaban una substancial hinchazón y los riñones habían desaparecido por completo. La única pieza intacta fue el corazón, que no pudo resistir tanto esfuerzo. Según datan los cronistas de la época, se escuchó decir a uno de los galeno “es todo fango por dentro, este hombre debería estar muerto desde hace cien años”.

Esta disputa que lleva años, surgió porque Schiller fue enterrado en una fosa común en 1805 y, veintiún años después, se intentaron rescatar sus restos de una parva de cadáveres. La identificación se hizo a partir de la máscara de yeso que el artista Jagemann le hizo en el lecho de muerte, lo que redundó en una tarea innoble, pues la situación en la fosa era de "caos y podredumbre", como lo describió en su momento el alcalde de la ciudad, Carl Leberecht Schwabe.

Schiller junto a GoetheUna versión menos fidedigna sostiene que en 1826, su amigo Johann Wolfgang von Goethe entró furtivamente a la Biblioteca Anna Amalia, donde en un principio, se alojaban los restos de Schiller y se hizo con su cráneo. Esta guapeza sólo se lo reveló al barón Wilhelm von Humboldt, que como no podía ser de otra forma, no supo guardar el secreto. De acuerdo a la confidencia de Wilhelm, Goethe empleó el cráneo para practicar algunas pruebas. Los huesos de Schiller se conservaron inicialmente en el osario del Jacobsfriedhof en Weimar. Se sospecha que actualmente el cráneo es hoy propiedad de los descendientes del autor de Fausto.

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