La curiosidad puede ser el motor de valiosos hallazgos o el pretexto para saborear rotundas decepciones. El germen de estas dos posibilidades está inmerso en el tejido de Funny Games US, una nueva versión que el propio Michael Haneke realizó de su clásico del año 1997. Y aunque en literatura es frecuente que se vuelva a publicar una obra “revisada por el autor” o que en cine se conozca una versión denominada “corte del director”, que un artista vuelva a filmar dos veces el mismo guión, es algo que en un principio resulta chocante y a largo plazo, despierta alguna intriga.
La ecuación a despejar era el cambio. Qué había quedado en pie y cuanto se actualizó del original. Pero para sorpresa de muchos y consuelo de unos pocos, el director austriaco volvió a dar la nota. Porque en lugar del habitual quita/pone, optó por una copia textual del metraje anterior. Lo que implica que salvo los actores, el resto no sufrió alteraciones aparentes.
La obsesión de Haneke, sólo comparable a la de su colega Stanley Kubrick, no reconoce fronteras y cuando decide imitar algo lo lleva hasta el límite de lo absurdo. No sólo utilizó una casa gemela, con el mismo portón de entrada, idéntica cocina y habitaciones, sino que también copió la música del comienzo y hasta los planos detalle de cada situación. Lo que se dice, un auto plagio perfecto. La pregunta que uno sale a buscar y no encuentra es ¿Cuál es el sentido de hacer dos veces lo misma mueca?
De qué va. Anna (Naomi Watts), George (Tim Roth) y su hijo Georgie (Devon Gearhart) se dirigen a la casa de veraneo a la que concurren todos los años. En aquel barrio de mansiones con embarcadero propio y pileta, los vecinos se conocen y todo es muy apacible. Hasta que unas visitas inesperadas se apersonan en la casa.
Al hueso. Si hubiera que encontrar un justificativo para una carga de infamia tan grande, se podría concluir que lo que se muestra en el filme no es lo que representa. El concepto subyacente es la conversión de los valores burgueses de familia y hogar, en pos de una sociedad cada vez más individualista y menos tolerante del prójimo. Este odio enajenado se materializa en el deseo de extirpar todo aquello que altere la propia intimidad. Pero la violencia no es real, porque sólo se manifiesta en el terreno de las ideas a través de la dualidad: intelecto – nervio. En esta suerte de ying yang que conforman Paul y su amigo Peter, funciona como los polos opuestos de la conciencia. Mientras Paul representa la perversidad de la inteligencia, Peter es la brutalidad dominada por la falsa conciencia. La mayoría de las veces, el entendimiento doblega a la fuerza y lo obliga a incurrir en pensamientos espeluznantes como ajusticiar al propio hijo o mutilar a la pareja.
Mucho menos pretenciosa, Haneke considera a Funny Games como una representación de la violencia en los medios de comunicación “la alienación es un problema muy complejo, pero la televisión está certeramente implicada en él. Nosotros, por supuesto, no percibimos ya la realidad, sino, en su lugar, la representación televisiva de la realidad. Nuestro horizonte de experiencias es muy limitado. Lo que sabemos del mundo es poco más que el mundo mediático, la imagen,” sostiene el director.
En definitiva. Sólo para aquellos que no vieron la original, con escenas de gran crudeza aunque sin violencia explícita, que en algún punto, se asemejan con los postulados de “La naranja mecánica”.
Score 7/10
TITULO: Funny Games US
ESTRENO: sin fecha en Argentina
ORIGEN: USA, Francia, Alemania e Italia
AÑO: 2007
DURACION: 111 minutos
DIRECTOR: Michael Haneke
REPARTO: Naomi Watts (Anna), Tim Roth (George), Michael Pitt (Paul), Brady Corbet (Peter), Devon Gearhart (Georgie), Boyd Gaines (Fred), Siobhan Fallon Hogan (Betsy), Robert LuPone (Robert), Susanne Haneke (cuñada de Betsy), Linda Moran (Eve)
GUION: Michael Haneke
FOTOGRAFIA: Darius Khondji
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Etiquetas:
Funny Games US,
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