LA MUERTE DEL LECTOR

publicidad de la editorial AnagramaEn un mundo que se quedó sin tiempo porque todo es urgente y no puede esperar, el hábito de lectura es una de las prácticas más castigadas por la modernidad. Cada vez son menos los individuos que eligen la literatura como medio de entretenimiento o dispersión. Mientras las páginas de los clásicos sufren una invasión de ácaros y polillas, Internet se alió con la televisión para ofrecen diversión instantánea y sin esfuerzos.

Si hay algo que ociosamente se fue perdiendo, es aquella zona neutral del ensueño en donde el autor dialogaba con su lector. Hoy todos los deseos están contaminados por la inmediatez. Esperar casi cien páginas para que Rodion Romanovich Raskolnikov castigue a la vieja usurera, es todo un derroche. Que una magdalena mojada en un té derive en siete novelas, es un abuso de la paciencia. Y si participar en la vida de Leopold Bloom y Stephen Dedalus implica consumir 800 páginas, es una extravagancia que no cotiza en ningún círculo.

El libro como un mundo nuevo
Los que se agotaron, aquellos que dijeron basta antes de dar vuelta la siguiente página, quienes hace tres meses abandonaron un libro en la mesa de luz y no sienten culpa, para todos los que acusan fatiga crónica, la salvación llega a través de los audio libros. Porque en lugar de leer, solamente hay que esuchar lo que una voz melodiosa, va refiriendo. Están en formato MP3, se pueden seguir desde la Web, descargar a la computadora o trasladar a cualquier reproductor portátil. Hay muchos gratuitos y algunos pagos.

Un buen punto por donde arrancar con la maratón de sonidos es el sitio
Leer escuchando,Las posibilidades de lectura son infinitas donde se ofrece desde poesía, cuento y novelas. Una amplia biblioteca virtual es la que se encuentra en Audio libros. Y aquel que de pronto se sintió iluminado por los clásicos, El corazón delator, de Edgar Allan Poe o Don Quijote, de Miguel de Cervantes, son dos alternativas de fierro. Si alguien pensó que los libros recitados en la oreja son un invento moderno, basta con escuchar a Julio Cortázar, recitar algunos de sus trabajos.

Y para quienes busquen mejorar su inglés o actualizar vocabulario, Librivox, AudioBooks For Free, Project Gutenberg y Simply Audiobooks, contienen gran cantidad de títulos y son totalmente gratuitos.

1 comentario:

C.E dijo...

Menos entrenado aún que para la lectura está nuestro flojo cerebro para la oralidad. No creo que vaya a ser ninguna solución, aunque solo tal vez para aquellos que escuchan radio hasta morir. Qué quiere que le diga, pa' mi que escuchar un libro dispersa más aun que intentar leerlo. ¡Larga vida a las 800 páginas del Bloom y Dedalus!

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Donde mueren las palabras