DONDE HUBO FUEGO

Cuando alguien toca el cielo mejor colgarse de sus alas. Más allá de esta metáfora de autoservicio, que poca gracia le causaría a Icaro, algo similar ocurre con el reciente estreno de Petróleo Sangriento (There Will Be Blood - 2007), del queridísimo Paul Thomas Anderson. Aprovechando que la película reparte confites, es un buen momento para hablar de Upton Sinclair (EEUU, 1878-1968) autor en el que se basó el filme.

El mismo que en el año 1943 obtuvo un premio Pulitzer por “Los dientes del dragón” y comentó irónicamente "Yo apunté al corazón del público, y por accidente les di en el estómago" (cualquier relación con “les hablé con el corazón y me contestaron con el bolsillo”, es pura coincidencia).
Sinclair junto a su esposa.

Durante muchos años, Upton Sinclair fue uno de los autores estadounidenses más leídos en el mundo. Escribió cerca de noventa libros y sus obras se tradujeron a más de cuarenta y siete idiomas. Prueba del fervor que despertó fue la cantidad de filmes que él mismo adaptó en la década del veinte (¡Que Viva Mexico! - Da zdravstvuyet Meksika!- 1979; Time in the Sun -1940; Death Day – 1934; Eisenstein in Mexico – 1933; Thunder Over Mexico -1933; ¡Que viva Mexico! – 1932; The Jungle - 1914). Aunque como también le ocurre a los inmortales, lentamente, fue aceptado por el olvido.

Mucho antes de las doctrinas sartrianas y la llegada del macartismo, Sinclar fue candidato por el partido socialista y una figura emblemática para la clase obrera. Cuando entendió que era imposible conquistar el voto conservador, se alió con los demócrata y anunció un plan para erradicar la pobreza (E.P.I.C., por End Poverty in California), que buscaba entregar tierras a los trabajadores agrícolas desempleados para formar una cooperativa rural. Sacó ventaja en las elecciones primarias, pero la plana liberal temiendo la llegada del zurdaje se unió para vencerlo. Y como Upton tampoco logró el apoyo del presidente Franklin D. Roosevelt, fue ampliamente derrotado.
Niños que trabajaban en las minas de carbón. Fotografía de Lewis W. Hinesin PittsPor este compromiso social, no es casual que en la Rusia Soviética haya ocupado el tercer escalón en popularidad, detrás de Jack London y Mark Twain. Sus libros King Coal (1917), The Brass Check (1919), The Goose Step (1923) y Oil! (1927), constituyen un alegato histórico sobre la arbitrariedad industrial de la época. Con Worlds End (1940) arrancó una serie de novelas centradas en Lanny Budd, un gentilhombre cosmopolita, que viaja por todo el globo con el fin de reseñar los acontecimientos mundiales en la primera mitad del siglo XX. Otros títulos de la serie son Between two Worlds (1941); Dragons Teeth (1941), Wide is the Gate (1943), Presidential Agent (1944), Dragon Harvest (1945), A World to Win (1946), Presidential Mission (1947), One Clear Call (1948), O Shepherd Speak! (1949) y Return of Lanny Budd (1953).
Además de la política y la literatura, fue un gran aficionado a la música, el cuidado del físico y la telepatía. Qué mejor oportunidad para volver a resucitar su obra de un estante.